Mi Bestia Insatisfecha

En mí hay una sueca que se lo hace muy bien, una oriental siempre correcta y servicial, un par de gemelas que juegan al despiste y otras cuantas vergonzosas que se ocultan con destreza y, de tanto en tanto, brotan.

 

Un frágil conejito temeroso e inmóvil, el ser más controlado y eunuco, un axioma cuestionable y una silenciosa lisiada que, en ocasiones, revienta y se alza como la puta felina más grande de este universo, sin recesiones, conciencia ni respeto.

 

En mí cohabitan multitud de caras, duras y blandas, que tras su piel protegen a una pequeña Bestia Insatisfecha, o quizá no tan pequeña, que reclama salir de su escondite y no regresar jamás.

 

Una Bestia exhibicionista, de lengua nudista y sin vergüenza, que aquí vuelca su contenido, sin filtro, y advierte que sólo se adentre aquel que ha visitado terrenos alejados de la zona cuerda y sabe mantener el equilibrio con un pie de puntillas en el suelo, el resto en el cielo y a volar.

 

Si eres uno de ellos léeme, si no mejor déjalo correr.